lunes, 7 de julio de 2008

En Clave de Luna


Acabo de terminar de leer por segunda vez esta magnífica novela de Óscar Núñez Olivas. La leí con el mismo interés y entusiasmo de hace unos años, y me complació muchísimo encontrar nuevas cosas, detalles que antes había sentido pero de los que no me había percatado a cabalidad. Me refiero, por ejemplo, a la cuidadosa construcción del texto, la arquitectura invisible para el lector que sustenta las distintas historias, todas enlazadas para discurrir como la vida misma. Me impresionó de nuevo encontrar un relato coral (aunque los personajes de Gustavo y Maricruz podrían considerarse los solistas o las voces principales), poblado de gente de carne y hueso, que se equivoca mucho, que hace trampas o guarda secretos porque los afectos no son perfectos, ni los miedos se pueden poner por completo al lado.  
En esta segunda lectura me detuve con más detenimiento en los planteamientos éticos del texto, en los dilemas de la verdad --a nivel social, individual-- y en los intereses que determinan lo que entenderemos por verdadero, sea que venga de un periódico o de las conclusiones de la policía sobre un caso criminal.
Un libro excepcional, definitivamente.

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