lunes, 8 de diciembre de 2008

Milk


Algo que he descubierto no hace mucho es que las noches extremadamente frías pueden ser muy bellas.  Este siete de diciembre en Baltimore tuvimos un cielo muy azul, con luna creciente,  aparentemente tan baja y brillante que era imposible no tomarse su tiempo para mirarla, respirar el aire con aroma a pino y a madera quemada en chimeneas, y sentirse bien aún cuando las temperaturas estaban muy por debajo de los cero grados centígrados.

Esa noche había juego de futbol americano en la ciudad, por lo tanto era posible que los cines estuvieran vacíos. Mejor,  pues cuando veo películas “serias” me encanta la soledad de las salas de cine.  Por otra parte, cuando el filme es cómico, me parece que estar en medio de un grupo numeroso de gente que reacciona y se divierte hace la experiencia más memorable.

Este fin de semana se estrenó en las grandes ciudades “Milk”,  sobre la vida como activista y político de Harvey Milk,  un newyorkino homosexual transplantado a San Francisco en 1972, quien luego de varios intentos fue resultó elegido concejal de la ciudad.  Milk fue el primer homosexual fuera de clóset en lograr un puesto público por elección popular.  Si bien ese logro es suficiente como figura de referencia para el movimiento gay,  Milk logró una hazaña aún mayor:  conseguir el apoyo de los votantes a nivel del estado de California para vencer en un referéndum una propuesta que pretendía el despido de todo educador homosexual y de quienes lo respaldaran.  Esta historia me hizo recordar lo que sucedió en Cuba a principios de los setentas, cuando el Congreso de Educación y Cultura tomó una decisión similar y se desató un caza de brujas que puso fuera de circulación a gente como Lezama Lima o  Virgilio Piñera.

La película me emocionó mucho.  Gus Van Sant, su director, construye la historia a partir de tomas auténticas de homosexuales arrestados en bares y otros lugares de reunión en New York (lo que llevaría finalmente a las revueltas de Stonewall). La mayoría de los hombres que aparecen en estas tomas ocultan su rostro, e incluso hay uno que ante la insistencia del camarógrafo termina lanzando su trago a la cámara.  Dos aspectos quedan planteados en ese momento:  por una parte la vergüenza de ser expuesto en público como homosexual;  por otro, y más importante aún,  la intromisión en la vida privada del ojo y la autoridad públicas.  Son dos aspectos que aún ahora son vitales en la discusión de las minorías sexuales:  la constante vigilancia y la represión social y legal. Milk, en la breve escena que sucede en New York es como esos hombres del pietaje documental.  En el metro de la ciudad encuentra a un bello muchacho, Scott, al cual conquista y con quien celebra su cumpleaños en la cama.  Hablan de un nuevo ambiente, de un recomenzar y se mudan a San Francisco,  al área de La Castro. Es aquí donde Milk empieza a evolucionar como miembro de una comunidad, pero lo hace rodeado de jóvenes.   Y aquí es donde Van Sant lanza otra propuesta:  El rol de las nuevas generaciones en los cambios.  Si bien Milk  es el mentor y mediador entre los chicos,  son ellos quienes al final de la película aparecen como los líderes.  Las imágenes finales de la película muestran una marcha de miles de personas para honrar a Milk. En contraste con el principio del film, vemos a esas personas en la calle rumbo a la alcaldía de la ciudad. Nadie se oculta, por contrario el deseo es que su presencia se notada.  Además cada uno porta una vela, la cual ilumina los rostros individuales y a la vez permite al director jugar con la idea de multitud,  pues la concurrencia de muchas velas individuales crea una corriente de luz, muestra el poder de la solidaridad.  Scott y Anne, el joven homosexual y la joven lesbiana, se sorprenden al toparse con la multitud.  Ellos están al frente y los manifestantes avanzan y los rodean.  Ambos se conmueven al darse cuenta del poder del legado de Milk. Luego en una sucesión de fotos podemos enterarnos de lo que ocurrió con esos jóvenes, la mayoría líderes de la comunidad gay.

Vayan a ver esta película. Ojalá les conmueva como me conmovió a mí.

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